“SI TE CAÍSTE AYER, LEVÁNTATE HOY”
Cómo estaba contando, 1994 fue un año decisivo y en el que pise mi primer anexo recuerdo que llegue a un lugar que parecía una casa de campo dentro de una huerta de nogales, no había ningún lujo ni comodidad, había un galerón con camas de hospital y ahí fue donde me asignaron el dormitorio, fue una gran decepción llegar a un lugar en donde había puros hombres pero la mayoría pues de edad madura yo tenía 18 años y aún no brincaba la etapa de jugar con todo mediante bromas o burlas hacia las demás personas y en ese momento me tuve que integrar con personas que no tenían sentido del humor, de inmediato sentí a quien no le había caído bien, era un señor que se llamaba Raúl el presentaba síntomas de hidropesía por tanto beber alcohol, está es a su vez un síntoma de que el hígado ya no funciona bien pero la gente que empieza a tener cirrosis hepática ( así se le llama a la cicatrización excesiva del tejido del hígado ) también se le ve su piel como tostada y aparte un aliento que denota que algo se está pudriendo en su interior, los pies hinchados y la panza dura además los ojos de color amarillo no hacen del aspecto del cirrótico un espectáculo muy agradable al ojo humano sin embargo si hubiera sabido que esas eran consecuencias que seguramente un alcohólico de hueso colorado tarde o temprano está destinado a sufrir tal vez desde entonces hubiera tomado una decisión importante para mí vida como dejar de beber sin embargo no lo supe o no lo quise creer, también había un doctor que era adicto a los barbitúricos (medicina de uso controlado regularmente utilizada por pacientes psiquiátricos ) pero que al ser un modificante de las emociones pues resultaba agradable para el que las consumía desafortunadamente al dejar de consumirlas la medicina controlada provoca malestares (malillas) insoportables causadas por el síndrome de abstinencia, también me tocó ver esa adicción de cerca pues también vi como, al ser el anexo de puertas abiertas este médico se había allegado algunas cajas de medicamento que consiguió con la ayuda de un recetario de su propiedad sin embargo el director de ese centro lo detecto y pues lo mando a su casa no si. Antes advertirle que él estaba jugando con su propia vida y el juego consistía en qué el que pierde muere, era yo un adulto muy joven y precisamente la presunción de la Juventud de la que tanto hablamos los alcohólicos en recuperación hizo mella en mi pensé que yo jamás tendría porque pasar por estás situaciones y en su momento me burle de un compañero que me confesó que era la décima segunda ocasión que estaba internado en lugares así, nunca me imaginé que personalmente, Yo, iba a estar anexado durante 32 ocasiones en la próxima entrega de la columna del padrino les seguiré contando lo que viví en Parras.
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