/ jueves 18 de febrero de 2021

Donación y trasplante de órganos

Domingo 9 de enero del 2000, 6:15 a.m. la espera se hacía larga, el letrero decía: hora de visita de 6:00 a.m. a 6:30 a.m. Solo a familiares directos se les dará información de los pacientes en esta unidad, por favor guarde silencio. Terapia intensiva. Clínica de especialidades # 71. ¿Nos preguntábamos por qué no nos dejaran entrar? ¿Algo estará pasando? La hora de visita para ver a nuestra hija Wendy se estaba terminando, el doctor no salía a dar el parte médico. De pronto se abre la puerta y el doctor con una media sonrisa como si quisiera mitigar algún dolor preguntó: ¿son los padres de Wendy? La noticia nos estremeció de la cabeza a los pies. “Lamento darles la noticia, pero su hija está muy grave y posiblemente dentro de unos momentos fallezca. se está haciendo lo imposible solo un milagro podrá salvarla”. El silencio se hizo todavía mayor, tomados de la mano nos fortalecíamos uno al otro.

“Por favor, pueden retirarse no pueden verla, ya no tiene caso que sigan aquí. La hora de visita termino nosotros les informaremos”. Recorrimos el pasillo para bajar del séptimo piso donde esta terapia intensiva. En el elevador, sin hablar, solo tomados de la mano, recorrió por nuestras mentes diferentes pensamientos, el paso era lento, los pasillos fríos largos con una sensación de salir lo más pronto posible aquel hospital. De pronto el ambiente nos asfixiaba, y la otra sensación era quedarse donde estaba Wendy. Al fin llegamos al estacionamiento fuera del hospital. Mi esposa se ha caracterizado de ser fuerte, lagrimas salieron de sus ojos un lloro casi en silencio. Mis lágrimas salieron también Sin hablar lloramos un rato nuestra hija menor, Wendy. Estaba a punto de ser llamada a la presencia de Dios. Tomados de la mano oramos. “Padre Eterno, siempre has mostrado tu amor… Ahora también lo muestras, aunque a nosotros nos parezca que no lo es así, Padre si le hablas a nuestra hija para que este en tu presencia te pedimos que tu Espíritu Santo conforte nuestras vidas y las vidas de nuestros hijos Norma y David Israel. Si tú has decidido llamarle a nuestra hija guárdala en buen depósito, Jesucristo sabíamos que al entrar a terapia intensiva solo un milagro la puede salvar. Padre Celestial hágase tu voluntad. Jesucristo nos piden un milagro solo tú lo puedes hacer y lo pedimos en tu nombre para que el Padre sea glorificado en ti Jesucristo. Amén”. Enfrentado la situación, avisarle a nuestra familia, mi hermana había trabajado en terapia intensiva, al llegar a su casa, la pregunta obligada: “¿Cómo está Wendy?” “Posiblemente Wendy fallezca nos acaban de avisar”, el silencio fue mayor, respondió ella: “Desde anoche me hablo el doctor, me dijo que los preparara porque Wendy no iba amanecer estaba muy grave, de echo mi otra hermana siempre provisora de todo ya andaba preparando todo lo concerniente para el funeral. Ahora lo difícil avisarles a dos de nuestros hijos en casa”. “Papi, papi ¿Cómo esta Wendy?”… “hijos posiblemente Wendy fallezca hoy”, “¡Noooooo!, ¡nnnnooo papá! ¿Porque? ¡No papá no puede ser!” Los abrazamos nuestras lagrimas salieron. Acuérdense que somos hijos de Dios. Vamos a orar. “Padre celestial nos has llamado a ser tus hijos, somos una familia unida por ti… solo te pedimos en el nombre de Jesucristo Señor y Salvador nuestro que nos permitas ser valientes en la adversidad y confiar en ti, siempre que hemos orado por una persona he dicho esto: mientras alguien siga respirando por muy grave que este y ante todo reporte médico y que todo se vea oscuro podemos pedir un milagro y pedir sanidad. Señor Jesucristo como familia pedimos un milagro para Wendy. En tu nombre lo pedimos, amén”. Han pasado 21 años de este acontecimiento, algunas personas tienen en su creencia que no debe de haber trasfusión de sangre, mucho menos una donación o trasplante de órganos, lo cual es necesario para prolongar una calidad de vida a quien lo necesita. Leímos y creímos: Respondiendo Jesús, les dijo: De cierto os digo, que, si tuviereis fe, y no dudareis, no sólo haréis esto de la higuera, sino que si a este monte dijereis: Quítate y échate en el mar, será hecho. Y todo lo que pidiereis en oración, creyendo, lo recibiréis. Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo haré. Fueron muchos los cuidados en el hospital. Las trabajadoras sociales, enfermeras, internistas el Doctor Jesús Hernández, al fin mi esposa fue compatible y le donó un órgano. Wendy, hasta el día de hoy no toma un solo medicamento, desde hace 21 años del trasplante, yo estoy en lista de espera para trasplante de riñón desde el 2015, Dios me lo conceda este año.

Domingo 9 de enero del 2000, 6:15 a.m. la espera se hacía larga, el letrero decía: hora de visita de 6:00 a.m. a 6:30 a.m. Solo a familiares directos se les dará información de los pacientes en esta unidad, por favor guarde silencio. Terapia intensiva. Clínica de especialidades # 71. ¿Nos preguntábamos por qué no nos dejaran entrar? ¿Algo estará pasando? La hora de visita para ver a nuestra hija Wendy se estaba terminando, el doctor no salía a dar el parte médico. De pronto se abre la puerta y el doctor con una media sonrisa como si quisiera mitigar algún dolor preguntó: ¿son los padres de Wendy? La noticia nos estremeció de la cabeza a los pies. “Lamento darles la noticia, pero su hija está muy grave y posiblemente dentro de unos momentos fallezca. se está haciendo lo imposible solo un milagro podrá salvarla”. El silencio se hizo todavía mayor, tomados de la mano nos fortalecíamos uno al otro.

“Por favor, pueden retirarse no pueden verla, ya no tiene caso que sigan aquí. La hora de visita termino nosotros les informaremos”. Recorrimos el pasillo para bajar del séptimo piso donde esta terapia intensiva. En el elevador, sin hablar, solo tomados de la mano, recorrió por nuestras mentes diferentes pensamientos, el paso era lento, los pasillos fríos largos con una sensación de salir lo más pronto posible aquel hospital. De pronto el ambiente nos asfixiaba, y la otra sensación era quedarse donde estaba Wendy. Al fin llegamos al estacionamiento fuera del hospital. Mi esposa se ha caracterizado de ser fuerte, lagrimas salieron de sus ojos un lloro casi en silencio. Mis lágrimas salieron también Sin hablar lloramos un rato nuestra hija menor, Wendy. Estaba a punto de ser llamada a la presencia de Dios. Tomados de la mano oramos. “Padre Eterno, siempre has mostrado tu amor… Ahora también lo muestras, aunque a nosotros nos parezca que no lo es así, Padre si le hablas a nuestra hija para que este en tu presencia te pedimos que tu Espíritu Santo conforte nuestras vidas y las vidas de nuestros hijos Norma y David Israel. Si tú has decidido llamarle a nuestra hija guárdala en buen depósito, Jesucristo sabíamos que al entrar a terapia intensiva solo un milagro la puede salvar. Padre Celestial hágase tu voluntad. Jesucristo nos piden un milagro solo tú lo puedes hacer y lo pedimos en tu nombre para que el Padre sea glorificado en ti Jesucristo. Amén”. Enfrentado la situación, avisarle a nuestra familia, mi hermana había trabajado en terapia intensiva, al llegar a su casa, la pregunta obligada: “¿Cómo está Wendy?” “Posiblemente Wendy fallezca nos acaban de avisar”, el silencio fue mayor, respondió ella: “Desde anoche me hablo el doctor, me dijo que los preparara porque Wendy no iba amanecer estaba muy grave, de echo mi otra hermana siempre provisora de todo ya andaba preparando todo lo concerniente para el funeral. Ahora lo difícil avisarles a dos de nuestros hijos en casa”. “Papi, papi ¿Cómo esta Wendy?”… “hijos posiblemente Wendy fallezca hoy”, “¡Noooooo!, ¡nnnnooo papá! ¿Porque? ¡No papá no puede ser!” Los abrazamos nuestras lagrimas salieron. Acuérdense que somos hijos de Dios. Vamos a orar. “Padre celestial nos has llamado a ser tus hijos, somos una familia unida por ti… solo te pedimos en el nombre de Jesucristo Señor y Salvador nuestro que nos permitas ser valientes en la adversidad y confiar en ti, siempre que hemos orado por una persona he dicho esto: mientras alguien siga respirando por muy grave que este y ante todo reporte médico y que todo se vea oscuro podemos pedir un milagro y pedir sanidad. Señor Jesucristo como familia pedimos un milagro para Wendy. En tu nombre lo pedimos, amén”. Han pasado 21 años de este acontecimiento, algunas personas tienen en su creencia que no debe de haber trasfusión de sangre, mucho menos una donación o trasplante de órganos, lo cual es necesario para prolongar una calidad de vida a quien lo necesita. Leímos y creímos: Respondiendo Jesús, les dijo: De cierto os digo, que, si tuviereis fe, y no dudareis, no sólo haréis esto de la higuera, sino que si a este monte dijereis: Quítate y échate en el mar, será hecho. Y todo lo que pidiereis en oración, creyendo, lo recibiréis. Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo haré. Fueron muchos los cuidados en el hospital. Las trabajadoras sociales, enfermeras, internistas el Doctor Jesús Hernández, al fin mi esposa fue compatible y le donó un órgano. Wendy, hasta el día de hoy no toma un solo medicamento, desde hace 21 años del trasplante, yo estoy en lista de espera para trasplante de riñón desde el 2015, Dios me lo conceda este año.