/ martes 21 de julio de 2020

Crisis cultural mundial

La crisis y quiebra de la industria cultural en muchos países no es fantasía. No solo en La Laguna hay artistas, promotores y gestores culturales de tiempo completo, medio tiempo o eventuales, no han ingresado una moneda a su cuenta durante la pandemia por el Covid-19, y ya van 120 días en algunos casos.

He comentado en estas páginas que hay dos sectores de artistas y promotores, los que trabajan para los gobiernos y algunas empresas privadas y que tienen su sueldo seguro y los que son emprendedores, independientes que en marzo pasado tenían poco, o nada en su tarjeta bancaria.

Ambos grupos, al prolongarse la cuarentena, cuasi cuarentena o claustro, ven que su seguridad laboral comienza a verse en duda ante los recortes presupuestales del sectores público y de la iniciativa privada, porque está claro, la pandemia no se acabó en abril, ni se acabará en agosto, la crisis sanitaria va para más de un año y la crisis económica es ya todavía más cruel.

Esto no es exclusivo de La Laguna, o el país; DW presentó en la televisión el domingo 18 de julio, un reportaje con creadores en Nueva York, Estados Unidos de América; Berlín, Alemania y el suburbio de Soweto en Johannesburgo, Sudáfrica.

El mismo panorama en las tres ciudades, los artistas, dueños de galerías de arte, directores de instituciones no gubernamentales, nadie tiene ingresos desde marzo.

Siempre hay un lado bueno, siempre. ¿Y con esta crisis? También, la necesidad es la madre de toda inventiva.

Todos están volteando a la Internet como posible alternativa para promover y vender productos naranja para permitir la continuidad en la vida artística y cultural en esas tres ciudades.

Un fotógrafo profesional, Jabulani Dhlamini, que registra la crisis en Soweto, obsequia la foto impresa a quienes lo apoyan y pone a la venta sus trabajos para conseguir dinero y comprar víveres para la gente que lo ayuda en su trabajo.

Creative Capital reúne dinero en Alemania para dar 5,000 dólares a cada artista en una lista de artistas en extrema necesidad. Alexander Graig, en Nueva York, toma las cosas con calma y dice que hacía falta un alto en la ruta acelerada del mercado del arte que llevaba, dijo, una velocidad insostenible.

Y Berlín se convirtió estas semanas en un laboratorio muy interesante, ya abrieron museos y galerías, los DJ siguen trabajando y surgen nuevas estrellas que difunden su material por la web.

La conclusión es que los artistas aquí y en cualquier parte subrayan que "todo lo que queremos ahora es sobrevivir"

La crisis y quiebra de la industria cultural en muchos países no es fantasía. No solo en La Laguna hay artistas, promotores y gestores culturales de tiempo completo, medio tiempo o eventuales, no han ingresado una moneda a su cuenta durante la pandemia por el Covid-19, y ya van 120 días en algunos casos.

He comentado en estas páginas que hay dos sectores de artistas y promotores, los que trabajan para los gobiernos y algunas empresas privadas y que tienen su sueldo seguro y los que son emprendedores, independientes que en marzo pasado tenían poco, o nada en su tarjeta bancaria.

Ambos grupos, al prolongarse la cuarentena, cuasi cuarentena o claustro, ven que su seguridad laboral comienza a verse en duda ante los recortes presupuestales del sectores público y de la iniciativa privada, porque está claro, la pandemia no se acabó en abril, ni se acabará en agosto, la crisis sanitaria va para más de un año y la crisis económica es ya todavía más cruel.

Esto no es exclusivo de La Laguna, o el país; DW presentó en la televisión el domingo 18 de julio, un reportaje con creadores en Nueva York, Estados Unidos de América; Berlín, Alemania y el suburbio de Soweto en Johannesburgo, Sudáfrica.

El mismo panorama en las tres ciudades, los artistas, dueños de galerías de arte, directores de instituciones no gubernamentales, nadie tiene ingresos desde marzo.

Siempre hay un lado bueno, siempre. ¿Y con esta crisis? También, la necesidad es la madre de toda inventiva.

Todos están volteando a la Internet como posible alternativa para promover y vender productos naranja para permitir la continuidad en la vida artística y cultural en esas tres ciudades.

Un fotógrafo profesional, Jabulani Dhlamini, que registra la crisis en Soweto, obsequia la foto impresa a quienes lo apoyan y pone a la venta sus trabajos para conseguir dinero y comprar víveres para la gente que lo ayuda en su trabajo.

Creative Capital reúne dinero en Alemania para dar 5,000 dólares a cada artista en una lista de artistas en extrema necesidad. Alexander Graig, en Nueva York, toma las cosas con calma y dice que hacía falta un alto en la ruta acelerada del mercado del arte que llevaba, dijo, una velocidad insostenible.

Y Berlín se convirtió estas semanas en un laboratorio muy interesante, ya abrieron museos y galerías, los DJ siguen trabajando y surgen nuevas estrellas que difunden su material por la web.

La conclusión es que los artistas aquí y en cualquier parte subrayan que "todo lo que queremos ahora es sobrevivir"