/ domingo 27 de junio de 2021

Covid-19 y discriminación

La pandemia de Covid-19, derivada de la enfermedad ocasionada por el virus SARS-CoV-2, ha sido altamente devastadora, pero está lejos de ser la más letal en la historia de la humanidad.

Esta enfermedad no supera a la Peste Negra que de 1347 a 1351 dejó entre 75 y 200 millones de muertes, ni a la Viruela que en 1520 acabó con la vida de 56 millones de seres humanos, ni a la Gripe Española que mató a más de 40 millones de personas a nivel mundial. Tampoco se compara en letalidad a la llamada Plaga de Justiniano que azotó a la humanidad entre los años 541 y 542, y cuyas cifras de mortalidad oscilan entre los 25 y 50 millones de personas fallecidas, ni al VIH/SIDA que, según información de la OMS, ha ocasionado la muerte a casi 32 millones de seres humanos.

Reuters reveló recientemente que, de acuerdo con su propio conteo, las muertes por Covid-19 en el mundo llegaron a los 4 millones. Los números de la Universidad Johns Hopkins son inferiores, pero muy cercanos a los que da a conocer la agencia de noticias de Reino Unido: hasta la misma fecha, la institución educativa de Baltimore (EE. UU) tenía un registro de 3 millones 840 mil fallecimientos por el coronavirus.

Aunque no se compara en letalidad a las epidemias mencionadas en el segundo párrafo de esta columna, el coronavirus ha ocasionado muchos problemas en la salud de los seres humanos, tales como depresión y ansiedad, derivados de la prolongada cuarentena, de los problemas económicos y de la propia enfermedad. Sobre esto último, un estudio realizado por investigadores del Massachusetts General Hospital Boston revela que más del 52,4% de supervivientes Covid-19 presentaba síntomas medios o graves de trastorno depresivo.

A estas cifras debemos añadir otros males que terminan afectando también la salud mental de las personas. Me refiero al elevado número de trabajadoras que, según el INEGI, abandonaron su empleo por discriminación o acoso durante la pandemia: 16.9 mil mujeres, la cifra más alta por dicha causa en los últimos 13 años.

Respecto al acoso en cuestión se pronunció Ivonne Vargas, representante del Centro de estudioso para el Empleo Formal (CEEF) en el capítulo humano: “Mucho acoso es cultural. En casos graves llega a una agresión sexual por haber tocado o abusado de la persona y que tiene otras implicaciones legales”, explicó.

En más sobre esta problemática que afecta emocionalmente a las mujeres, así como la participación de éstas en la vida económica del país, la también autora del libro ¡Contrátame! se refiere a la forma en que en México se minimizan este tipo de casos: “Pero no le estamos dando el peso al acoso que es más silencioso, pero que no deja de tener un impacto en la carrera y la vida de la mujer”, lamentó.

Respecto a la discriminación de género en el ámbito laboral, Ivonne Vargas hizo a El Universal la siguiente declaración: “La pandemia ha tenido rostro de mujer, ellas han sido de los grupos vulnerables más afectados, sobre todo porque han sufrido discriminación”.

Queda ahí el anterior señalamiento, que exige un trabajo serio y a fondo por parte del Conapred, un trabajo que debe orientarse a disminuir esta lamentable forma de discriminación. No olvidemos que este organismo lleva en México la agenda en materia de no discriminación, en la que se deben incluir también acciones que permitan la erradicación de todo acto discriminatorio en agravio de las mujeres, entre ellas los despidos de embarazadas, que es la causa de discriminación más frecuente reportada al Conapred.

Quiero señalar, por último, que este tipo de discriminación violenta el Artículo 1 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos constitucional, el cual prohíbe la discriminación en los siguientes términos: “Queda prohibida toda discriminación motivada por origen étnico o nacional, el género, la edad, las discapacidades, la condición social, las condiciones de salud, la religión, las opiniones, las preferencias sexuales, el estado civil o cualquier otra que atente contra la dignidad humana y tenga por objeto anular o menoscabar los derechos y libertades de las personas”.


Twitter: @armayacastro

La pandemia de Covid-19, derivada de la enfermedad ocasionada por el virus SARS-CoV-2, ha sido altamente devastadora, pero está lejos de ser la más letal en la historia de la humanidad.

Esta enfermedad no supera a la Peste Negra que de 1347 a 1351 dejó entre 75 y 200 millones de muertes, ni a la Viruela que en 1520 acabó con la vida de 56 millones de seres humanos, ni a la Gripe Española que mató a más de 40 millones de personas a nivel mundial. Tampoco se compara en letalidad a la llamada Plaga de Justiniano que azotó a la humanidad entre los años 541 y 542, y cuyas cifras de mortalidad oscilan entre los 25 y 50 millones de personas fallecidas, ni al VIH/SIDA que, según información de la OMS, ha ocasionado la muerte a casi 32 millones de seres humanos.

Reuters reveló recientemente que, de acuerdo con su propio conteo, las muertes por Covid-19 en el mundo llegaron a los 4 millones. Los números de la Universidad Johns Hopkins son inferiores, pero muy cercanos a los que da a conocer la agencia de noticias de Reino Unido: hasta la misma fecha, la institución educativa de Baltimore (EE. UU) tenía un registro de 3 millones 840 mil fallecimientos por el coronavirus.

Aunque no se compara en letalidad a las epidemias mencionadas en el segundo párrafo de esta columna, el coronavirus ha ocasionado muchos problemas en la salud de los seres humanos, tales como depresión y ansiedad, derivados de la prolongada cuarentena, de los problemas económicos y de la propia enfermedad. Sobre esto último, un estudio realizado por investigadores del Massachusetts General Hospital Boston revela que más del 52,4% de supervivientes Covid-19 presentaba síntomas medios o graves de trastorno depresivo.

A estas cifras debemos añadir otros males que terminan afectando también la salud mental de las personas. Me refiero al elevado número de trabajadoras que, según el INEGI, abandonaron su empleo por discriminación o acoso durante la pandemia: 16.9 mil mujeres, la cifra más alta por dicha causa en los últimos 13 años.

Respecto al acoso en cuestión se pronunció Ivonne Vargas, representante del Centro de estudioso para el Empleo Formal (CEEF) en el capítulo humano: “Mucho acoso es cultural. En casos graves llega a una agresión sexual por haber tocado o abusado de la persona y que tiene otras implicaciones legales”, explicó.

En más sobre esta problemática que afecta emocionalmente a las mujeres, así como la participación de éstas en la vida económica del país, la también autora del libro ¡Contrátame! se refiere a la forma en que en México se minimizan este tipo de casos: “Pero no le estamos dando el peso al acoso que es más silencioso, pero que no deja de tener un impacto en la carrera y la vida de la mujer”, lamentó.

Respecto a la discriminación de género en el ámbito laboral, Ivonne Vargas hizo a El Universal la siguiente declaración: “La pandemia ha tenido rostro de mujer, ellas han sido de los grupos vulnerables más afectados, sobre todo porque han sufrido discriminación”.

Queda ahí el anterior señalamiento, que exige un trabajo serio y a fondo por parte del Conapred, un trabajo que debe orientarse a disminuir esta lamentable forma de discriminación. No olvidemos que este organismo lleva en México la agenda en materia de no discriminación, en la que se deben incluir también acciones que permitan la erradicación de todo acto discriminatorio en agravio de las mujeres, entre ellas los despidos de embarazadas, que es la causa de discriminación más frecuente reportada al Conapred.

Quiero señalar, por último, que este tipo de discriminación violenta el Artículo 1 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos constitucional, el cual prohíbe la discriminación en los siguientes términos: “Queda prohibida toda discriminación motivada por origen étnico o nacional, el género, la edad, las discapacidades, la condición social, las condiciones de salud, la religión, las opiniones, las preferencias sexuales, el estado civil o cualquier otra que atente contra la dignidad humana y tenga por objeto anular o menoscabar los derechos y libertades de las personas”.


Twitter: @armayacastro