/ domingo 29 de mayo de 2022

Control de armas en EE.UU.

Los habitantes de Texas, y de todos los estados de la Unión Americana están consternados por lo que algunos medios de comunicación han calificado como “el tiroteo escolar más mortífero en casi una década”.

Me refiero al ataque perpetrado este martes 24 de mayo por Salvador Ramos en la escuela primaria Robb en Uvalde, una ciudad texana que, según el censo de 2010, tenía una población de 15 mil 751 habitantes. El joven de 18 años, originario de North Dakota, acabó con la vida de 19 niños y dos maestras.

Los tiroteos y masacres en las escuelas y otros espacios públicos estadounidenses en los últimos años evidencian que los congresistas y políticos del vecino país del norte no han trabajado lo suficiente en el correcto control de las armas, un tema que ha dividido siempre a la población de Estados Unidos. Y las cosas pueden continuar por el mismo sendero de violencia, sobre todo si se insiste en atribuir estos casos a las enfermedades mentales, y si se persiste en ver a los autores como lobos solitarios, y a las masacres como ataques aislados.

Respecto a esto último, es importante aclarar que el autor de la masacre no tenía antecedentes penales ni problemas de salud mental. Vecinos y conocidos de Ramos declararon a conocido medio de comunicación que el joven “se crió y creció en una familia desestructurada, y había sufrido burlas en el colegio en el que estudiaba”.

En caso de que esto último resulte cierto, es obligado que las autoridades escolares de Estados Unidos pongan más atención en la solución de los casos de bullying que se cometen en las escuelas de ese país. Y lo digo porque, así como hay adolescentes que deciden terminar con sus vidas para poner fin al sufrimiento que les produce el acoso escolar, otros más pueden guardar resentimientos que los impulse a cometer actos criminales como el que recientemente ha enlutado a Texas.

En anteriores entregas he lamentado como lamento también ahora que en muchas ciudades norteamericanas las personas porten armas de fuego de un lado para otro, a veces en forma abierta, a veces de manera oculta, pero legal. No hay que olvidar que Estados Unidos es la nación con más armas en manos de civiles, y que en su territorio existen alrededor de 100 mil permisionarios de venta de armas.

A raíz de esta situación, el presidente Joe Biden anunció este miércoles una próxima visita al estado de Texas. El objetivo es por demás solidario: “encontrarnos con las familias y hacerles sentir que sentimos su dolor”, declaró en la Casa Blanca el mandatario estadounidense.

La del presidente es una de las pocas voces que se ha levantado, no sólo para lamentar el ataque a la escuela texana, sino para hacer un llamado a revisar las leyes que permiten la compra de armas en todo el territorio norteamericano: "Estoy harto. Tenemos que actuar", dijo Biden en un mensaje dirigido la nación, esto luego de preguntar: "¿Cuándo, en nombre de Dios, vamos a enfrentarnos al cabildeo de las armas?"

El presidente Biden tiene razón cuando afirma que algo se debe hacer para poner fin a tantas masacres. Y lo dice porque sabe bien que el problema que origina la falta de regulación de armas de fuego no son sólo las matanzas en las escuelas, sino también el incremento de actos criminales contra la seguridad de los habitantes de Estados Unidos.

Ojalá que las intenciones de Biden cuenten con el apoyo de los congresistas y de la sociedad estadounidense en general. Como todas las naciones del mundo, la Unión Americana merece seguridad, como también sus habitantes, incluidos desde luego los niños y jóvenes que se preparan académicamente en las escuelas de ese país.

Twitter: @armayacastro

Los habitantes de Texas, y de todos los estados de la Unión Americana están consternados por lo que algunos medios de comunicación han calificado como “el tiroteo escolar más mortífero en casi una década”.

Me refiero al ataque perpetrado este martes 24 de mayo por Salvador Ramos en la escuela primaria Robb en Uvalde, una ciudad texana que, según el censo de 2010, tenía una población de 15 mil 751 habitantes. El joven de 18 años, originario de North Dakota, acabó con la vida de 19 niños y dos maestras.

Los tiroteos y masacres en las escuelas y otros espacios públicos estadounidenses en los últimos años evidencian que los congresistas y políticos del vecino país del norte no han trabajado lo suficiente en el correcto control de las armas, un tema que ha dividido siempre a la población de Estados Unidos. Y las cosas pueden continuar por el mismo sendero de violencia, sobre todo si se insiste en atribuir estos casos a las enfermedades mentales, y si se persiste en ver a los autores como lobos solitarios, y a las masacres como ataques aislados.

Respecto a esto último, es importante aclarar que el autor de la masacre no tenía antecedentes penales ni problemas de salud mental. Vecinos y conocidos de Ramos declararon a conocido medio de comunicación que el joven “se crió y creció en una familia desestructurada, y había sufrido burlas en el colegio en el que estudiaba”.

En caso de que esto último resulte cierto, es obligado que las autoridades escolares de Estados Unidos pongan más atención en la solución de los casos de bullying que se cometen en las escuelas de ese país. Y lo digo porque, así como hay adolescentes que deciden terminar con sus vidas para poner fin al sufrimiento que les produce el acoso escolar, otros más pueden guardar resentimientos que los impulse a cometer actos criminales como el que recientemente ha enlutado a Texas.

En anteriores entregas he lamentado como lamento también ahora que en muchas ciudades norteamericanas las personas porten armas de fuego de un lado para otro, a veces en forma abierta, a veces de manera oculta, pero legal. No hay que olvidar que Estados Unidos es la nación con más armas en manos de civiles, y que en su territorio existen alrededor de 100 mil permisionarios de venta de armas.

A raíz de esta situación, el presidente Joe Biden anunció este miércoles una próxima visita al estado de Texas. El objetivo es por demás solidario: “encontrarnos con las familias y hacerles sentir que sentimos su dolor”, declaró en la Casa Blanca el mandatario estadounidense.

La del presidente es una de las pocas voces que se ha levantado, no sólo para lamentar el ataque a la escuela texana, sino para hacer un llamado a revisar las leyes que permiten la compra de armas en todo el territorio norteamericano: "Estoy harto. Tenemos que actuar", dijo Biden en un mensaje dirigido la nación, esto luego de preguntar: "¿Cuándo, en nombre de Dios, vamos a enfrentarnos al cabildeo de las armas?"

El presidente Biden tiene razón cuando afirma que algo se debe hacer para poner fin a tantas masacres. Y lo dice porque sabe bien que el problema que origina la falta de regulación de armas de fuego no son sólo las matanzas en las escuelas, sino también el incremento de actos criminales contra la seguridad de los habitantes de Estados Unidos.

Ojalá que las intenciones de Biden cuenten con el apoyo de los congresistas y de la sociedad estadounidense en general. Como todas las naciones del mundo, la Unión Americana merece seguridad, como también sus habitantes, incluidos desde luego los niños y jóvenes que se preparan académicamente en las escuelas de ese país.

Twitter: @armayacastro