/ viernes 5 de junio de 2020

Augusto J. César Octaviano primer emperador romano

La transición de República a Imperio en la antigua Roma se debe a un hombre que pervive en la historia, Augusto Julio César Octaviano, conocido por su primer nombre, Augusto, o bien César Augusto, a fin de diferenciarlo de su tío Julio César, el último de los dictadores romanos, asesinado en el año 44 antes de Cristo.

Al enterarse Octavio (nombre que originalmente tenía en honor a su padre, Octavio Turino) de la muerte de Julio César y de sus disposiciones testamentarias, sintió el doble impulso del deber y de la ambición, para lo cual se embarcó con destino a Roma, pues se encontraba terminando sus estudios en Apollonia, localizada en el occidente de la península balcánica.

Al desembarcar fue recibido con júbilo por los veteranos de ejército de su tío y lo aclamaron vengador del caudillo asesinado. Roma la encontró convulsionada, por lo que empezó a ganarse la confianza de los diferentes bandos, comenzando por los republicanos, si bien algunos conservadores buscaron un acercamiento con el heredero de Julio César.

El general Marco Aurelio, en cambio, recelaba ante Octavio pues era un obstáculo para sus propias ambiciones. Desde un principio se establece un juego de fuerzas, en el cual chocaban Marco Antonio y el Senado por una parte, y Octavio y sus seguidores por la otra.

En el año 43, el Senado decide enviar a Octavio al campo de batalla (en Módena), con el fin de alejarlo de la escena pública, logrando vencer al enemigo, gracias los legionarios que César le había legado.

Vuelve a Roma triunfante, pero viendo que el Senado no le otorgaba su confianza, le ofrece a Marco Antonio una alianza, quien interpreta la misma como una oferta para avanzar en su ambición de poder, pero pide agregar en ese pacto a Lépido para establecer un triunvirato, sin que con ello cese la lucha interna entre facciones, la ineptitud de los liberales, la corrupción de los conservadores y la descomposición de toda la sociedad, provocando ello una etapa de inestabilidad.

En el año 40 a.C. Octavio contrae nupcias con Escribonia, pariente de Pompeyo el grande, teniendo de ella una hija, Julia. Mientras tanto, su hermana Octavia se casa con Marco Antonio, pues así lo habían pactado, y ya apaciguada Roma ambos se reparten los territorios romanos, dejando al margen a Lépido. En el año 38, Pompeyo hijo se rebela; Octavio lo vence y se divorcia de Escribonia, en tanto que el Senado lo proclama emperador.

Un año después, Marco Antonio se traslada a Egipto para exigir la sumisión de Cleopatra, pero cae rendido con los encantos de la reina. Ambos intentan combatir a Roma, pero Octavio con su ejército lo derrota en Accio, y como consecuencia de ello los amantes de suicidan.

Estando de regreso en Roma, el Senado le ofrece el título de dictador pero Octavio lo rechaza en un gesto de aparente sumisión, aceptando en cambio el título de cónsul, y ya dueño del poder inicia el período de Pax Romana, otorgándole el Senado los títulos de Primer Ciudadano y Augusto, convergiendo de esa forma los poderes civil y religioso.

En esos momentos decide llamarse Octaviano y con él se inicia la era de los emperadores romanos de la dinastía Julio Claudia, que se extiende hasta Nerón. Viaja constantemente y atiende la administración pública con el cuidado que requería. Para asegurar su poder, el emperador crea una guardia compuesta de diversas legiones militares, directamente bajo sus órdenes, llamados los pretorianos, y que fueron el antecedente de cuerpos castrenses utilizados por muchos tiranos, posteriormente.

Durante su imperio, Roma alcanzó el mayor de sus esplendores, pues haciendo ver que teniendo contentos a todos, podía conservar el poder y la prosperidad; fomentó la agricultura, la industria y el comercio; embelleció las ciudades, pero principalmente Roma.

Decidió que le sucediera a su muerte su yerno Tiberio, dado que en sus tres matrimonios no tuvo hijos varones. Augusto muere en Nola, el 19 de agosto del año 14 d. C., cuando se había hecho proclamar Pontifex Maximus (Sumo Sacerdote).

¡Hasta la próxima!

La transición de República a Imperio en la antigua Roma se debe a un hombre que pervive en la historia, Augusto Julio César Octaviano, conocido por su primer nombre, Augusto, o bien César Augusto, a fin de diferenciarlo de su tío Julio César, el último de los dictadores romanos, asesinado en el año 44 antes de Cristo.

Al enterarse Octavio (nombre que originalmente tenía en honor a su padre, Octavio Turino) de la muerte de Julio César y de sus disposiciones testamentarias, sintió el doble impulso del deber y de la ambición, para lo cual se embarcó con destino a Roma, pues se encontraba terminando sus estudios en Apollonia, localizada en el occidente de la península balcánica.

Al desembarcar fue recibido con júbilo por los veteranos de ejército de su tío y lo aclamaron vengador del caudillo asesinado. Roma la encontró convulsionada, por lo que empezó a ganarse la confianza de los diferentes bandos, comenzando por los republicanos, si bien algunos conservadores buscaron un acercamiento con el heredero de Julio César.

El general Marco Aurelio, en cambio, recelaba ante Octavio pues era un obstáculo para sus propias ambiciones. Desde un principio se establece un juego de fuerzas, en el cual chocaban Marco Antonio y el Senado por una parte, y Octavio y sus seguidores por la otra.

En el año 43, el Senado decide enviar a Octavio al campo de batalla (en Módena), con el fin de alejarlo de la escena pública, logrando vencer al enemigo, gracias los legionarios que César le había legado.

Vuelve a Roma triunfante, pero viendo que el Senado no le otorgaba su confianza, le ofrece a Marco Antonio una alianza, quien interpreta la misma como una oferta para avanzar en su ambición de poder, pero pide agregar en ese pacto a Lépido para establecer un triunvirato, sin que con ello cese la lucha interna entre facciones, la ineptitud de los liberales, la corrupción de los conservadores y la descomposición de toda la sociedad, provocando ello una etapa de inestabilidad.

En el año 40 a.C. Octavio contrae nupcias con Escribonia, pariente de Pompeyo el grande, teniendo de ella una hija, Julia. Mientras tanto, su hermana Octavia se casa con Marco Antonio, pues así lo habían pactado, y ya apaciguada Roma ambos se reparten los territorios romanos, dejando al margen a Lépido. En el año 38, Pompeyo hijo se rebela; Octavio lo vence y se divorcia de Escribonia, en tanto que el Senado lo proclama emperador.

Un año después, Marco Antonio se traslada a Egipto para exigir la sumisión de Cleopatra, pero cae rendido con los encantos de la reina. Ambos intentan combatir a Roma, pero Octavio con su ejército lo derrota en Accio, y como consecuencia de ello los amantes de suicidan.

Estando de regreso en Roma, el Senado le ofrece el título de dictador pero Octavio lo rechaza en un gesto de aparente sumisión, aceptando en cambio el título de cónsul, y ya dueño del poder inicia el período de Pax Romana, otorgándole el Senado los títulos de Primer Ciudadano y Augusto, convergiendo de esa forma los poderes civil y religioso.

En esos momentos decide llamarse Octaviano y con él se inicia la era de los emperadores romanos de la dinastía Julio Claudia, que se extiende hasta Nerón. Viaja constantemente y atiende la administración pública con el cuidado que requería. Para asegurar su poder, el emperador crea una guardia compuesta de diversas legiones militares, directamente bajo sus órdenes, llamados los pretorianos, y que fueron el antecedente de cuerpos castrenses utilizados por muchos tiranos, posteriormente.

Durante su imperio, Roma alcanzó el mayor de sus esplendores, pues haciendo ver que teniendo contentos a todos, podía conservar el poder y la prosperidad; fomentó la agricultura, la industria y el comercio; embelleció las ciudades, pero principalmente Roma.

Decidió que le sucediera a su muerte su yerno Tiberio, dado que en sus tres matrimonios no tuvo hijos varones. Augusto muere en Nola, el 19 de agosto del año 14 d. C., cuando se había hecho proclamar Pontifex Maximus (Sumo Sacerdote).

¡Hasta la próxima!