/ martes 18 de febrero de 2020

¡Alto a la violencia contra mujeres y niñas!

Estimados lectores, al igual que ustedes, creo que pocas veces he sentido tanta impotencia como en estos días, cuando trascendió en las noticias primero la desaparición, y posteriormente el terrible hallazgo de la pequeña Fátima Cecilia, quien fue sustraída de su escuela y encontrada muerta en una bolsa de basura, con señas de violencia y otros detalles espeluznantes que no planeo repetir en respeto a su memoria.

Casos así que trascienden a la opinión pública, muchas veces incitan al público a buscar culpables inmediatos: ¿Por qué no fueron sus papás a recogerla a la escuela? ¿Por qué los maestros la dejaron sola? ¿Por qué las autoridades son incapaces de prevenir estos acontecimientos?, y si bien cualquiera de estas preguntas podría llevarnos a una respuesta, debemos de dejar muy claro que los únicos directamente responsables de este crimen, son precisamente quienes lo cometieron.

Sin duda, las autoridades habrán de deslindar responsabilidades eventualmente, y claro que este crimen podría haberse prevenido de muchas maneras, pero no olvidemos que tratar de culpabilizar a la víctima o a su entorno, es continuar con la cultura de violencia sistémica contra las mujeres: Quizá los papás de Fátima tuvieron que trabajar hasta tarde, y quizá los maestros de Fátima son padres también, y debían recoger a sus hijos, pero NADA NI NADIE puede exculpar ni justificar a los atroces criminales que apagaron la vida de esa pequeñita.

Decir que en México las autoridades judiciales distan mucho de lo que quisiéramos tener, definitivamente está por demás, y es evidente que aún estamos muy lejos de alcanzar una cultura de auténtica prevención y erradicación a la violencia contra mujeres y niñas, por lo que tenemos que seguir luchando desde nuestras trincheras para que estos actos no vuelvan a repetirse jamás: en protestas, en manifestaciones, en círculos de estudio, en cada espacio que sea posible, debemos de reforzar hasta el cansancio la noción de que la violencia contra mujeres y niñas es reprobable, porque nuestra realidad actual nos demuestra que la violencia es sistémica y constante.

Amigas y amigos, en la vergüenza que lleva este consejo, no me queda más que decirle que ante la realidad actual de nuestro país, donde lo único que crece constantemente es el crimen y la violencia, tome precauciones, y cuide a sus seres queridos. En México, ser mujer es formar parte de una realidad distinta, de un país en guerra, de un anacronismo donde a una niña la pueden secuestrar, torturar y matar, y la vida sigue como si nada.

¡Alto a la violencia contra mujeres y niñas!

Estimados lectores, al igual que ustedes, creo que pocas veces he sentido tanta impotencia como en estos días, cuando trascendió en las noticias primero la desaparición, y posteriormente el terrible hallazgo de la pequeña Fátima Cecilia, quien fue sustraída de su escuela y encontrada muerta en una bolsa de basura, con señas de violencia y otros detalles espeluznantes que no planeo repetir en respeto a su memoria.

Casos así que trascienden a la opinión pública, muchas veces incitan al público a buscar culpables inmediatos: ¿Por qué no fueron sus papás a recogerla a la escuela? ¿Por qué los maestros la dejaron sola? ¿Por qué las autoridades son incapaces de prevenir estos acontecimientos?, y si bien cualquiera de estas preguntas podría llevarnos a una respuesta, debemos de dejar muy claro que los únicos directamente responsables de este crimen, son precisamente quienes lo cometieron.

Sin duda, las autoridades habrán de deslindar responsabilidades eventualmente, y claro que este crimen podría haberse prevenido de muchas maneras, pero no olvidemos que tratar de culpabilizar a la víctima o a su entorno, es continuar con la cultura de violencia sistémica contra las mujeres: Quizá los papás de Fátima tuvieron que trabajar hasta tarde, y quizá los maestros de Fátima son padres también, y debían recoger a sus hijos, pero NADA NI NADIE puede exculpar ni justificar a los atroces criminales que apagaron la vida de esa pequeñita.

Decir que en México las autoridades judiciales distan mucho de lo que quisiéramos tener, definitivamente está por demás, y es evidente que aún estamos muy lejos de alcanzar una cultura de auténtica prevención y erradicación a la violencia contra mujeres y niñas, por lo que tenemos que seguir luchando desde nuestras trincheras para que estos actos no vuelvan a repetirse jamás: en protestas, en manifestaciones, en círculos de estudio, en cada espacio que sea posible, debemos de reforzar hasta el cansancio la noción de que la violencia contra mujeres y niñas es reprobable, porque nuestra realidad actual nos demuestra que la violencia es sistémica y constante.

Amigas y amigos, en la vergüenza que lleva este consejo, no me queda más que decirle que ante la realidad actual de nuestro país, donde lo único que crece constantemente es el crimen y la violencia, tome precauciones, y cuide a sus seres queridos. En México, ser mujer es formar parte de una realidad distinta, de un país en guerra, de un anacronismo donde a una niña la pueden secuestrar, torturar y matar, y la vida sigue como si nada.

¡Alto a la violencia contra mujeres y niñas!