/ lunes 28 de septiembre de 2020

Alguien toca a la puerta

Tocaron a la puerta, un joven señor con una niña en una carriola pidiendo ayuda para su vida diaria, y como siempre el corazón se conmueve y ofreces de lo poco que tienes, y sigues con la mirada la buena acción que acabas de hacer, no pasan cinco minutos, cuando vez a la vecina de enfrente salir con un plato de comida para ofrecer a la señora “esposa” del que llego a casa, para compartir en estos tiempos de crisis, ¡qué buena acción!, de la vecina, supongo también, se le veía una cara de satisfacción de hacer la buena obra del día. Pero esa satisfacción de ayudar al prójimo de un momento a otro cambio, el plato de comida que con mucho aprecio se le dio, ahora lo está disfrutando el “manchas”, ¡sí! escuchó usted bien el “manchas”, ese perrito que vive en la calle y come de lo que los vecinos le dan. Y se confronto a la persona ¿porque hace eso? Su respuesta fue con mucho cinismo: yo pedí una ayuda no comida. (refiriéndose a dinero), estas acciones lastiman tu corazón, tus sentimientos, el engaño, el abuso de algunas personas pueden hacer que en verdad a la gente necesitada se les deje de ayudar. Otra persona que se pone a limpiar vidrios le pregunte ¿cuánto ganas aquí? Su respuesta fue: trabajo unas cuatro horas y mínimo me tengo que llevar 250 pesos diarios. Oh gran sorpresa el trabajador de una maquila tiene que trabajar dos días de turno de 8 horas, levantarse mínimo una hora antes para el transporte, para poder ganar lo que este limpia-vidrios se gana en 4 horas.

Y esto nos pone a meditar seguimos ayudando o cerramos nuestro corazón. Y como siempre tuve que recurrir al manual del fabricante ¿que se supone que debo de hacer? Y me encontré estas indicaciones. que no son opcionales. Amados hermanos, ¿de qué le sirve a uno decir que tiene fe si no lo demuestra con sus acciones? ¿Puede esa clase de fe salvar a alguien? Supónganse que ven a un hermano o una hermana que no tiene qué comer ni con qué vestirse y uno de ustedes le dice: «Adiós, que tengas un buen día; abrígate mucho y aliméntate bien», pero no le da ni alimento ni ropa. ¿Para qué le sirve? Como pueden ver, la fe por sí sola no es suficiente. A menos que produzca buenas acciones, está muerta y es inútil. Si alguien tiene suficiente dinero para vivir bien y ve a un hermano en necesidad, pero no le muestra compasión, ¿cómo puede estar el amor de Dios en esa persona? No hay vuelta de hoja las indicaciones son correctas, pero ¿cómo le hago para no sentirme defraudado? Vuelvo otra vez al manual del fabricante. Ahora Pedro dice esto: En vista de todo esto, esfuércense al máximo por responder a las promesas de Dios complementando su fe con una abundante provisión de excelencia moral; la excelencia moral, con conocimiento; el conocimiento, con control propio; el control propio, con perseverancia; la perseverancia, con sumisión a Dios; la sumisión a Dios, con afecto fraternal, y el afecto fraternal, con amor por todos. No solo tener fe, sino buena conducta, y entendimiento para aprender y razonar, aplicando inteligencia emocional, o sea el manejo correcto de mis emociones, con paciencia y sobre todo con afecto fraternal, para llegar a la cúspide con amor. Nos asevera todas vuestras cosas sean hechas con amor. Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres, sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia. Es a Cristo el Señor a quien servís.

La vida se va hacer más fácil si sigo estas instrucciones, no podemos dejar que por el actuar de algunas personas brote una raíz de amargura y nos contaminemos y contaminemos también a quien vive en derredor nuestro, y dejemos de alcanzar la gracia divina de Dios. No se olviden de ser amables con los que lleguen a su casa, pues de esa manera, sin saberlo, algunos hospedaron ángeles. Bajo estas circunstancias no podemos cerrar nuestro corazón, solo basta ver a los inmigrantes, algunos con sus familias, otros solos o en caravana, buscando llegar al sueño americano. O al vecino que vende sus dulces tratando de salir adelante, son más los necesitados que los que hacen fraudes. No paremos pues de hacer el bien, alguien toca a la puerta y llama, puede ser Jesús, abre tu corazón y dale entrada a tu vida, “He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él y él conmigo”.

hotemadavid@hotmail.com

Un vistazo a la vida diaria.

Tocaron a la puerta, un joven señor con una niña en una carriola pidiendo ayuda para su vida diaria, y como siempre el corazón se conmueve y ofreces de lo poco que tienes, y sigues con la mirada la buena acción que acabas de hacer, no pasan cinco minutos, cuando vez a la vecina de enfrente salir con un plato de comida para ofrecer a la señora “esposa” del que llego a casa, para compartir en estos tiempos de crisis, ¡qué buena acción!, de la vecina, supongo también, se le veía una cara de satisfacción de hacer la buena obra del día. Pero esa satisfacción de ayudar al prójimo de un momento a otro cambio, el plato de comida que con mucho aprecio se le dio, ahora lo está disfrutando el “manchas”, ¡sí! escuchó usted bien el “manchas”, ese perrito que vive en la calle y come de lo que los vecinos le dan. Y se confronto a la persona ¿porque hace eso? Su respuesta fue con mucho cinismo: yo pedí una ayuda no comida. (refiriéndose a dinero), estas acciones lastiman tu corazón, tus sentimientos, el engaño, el abuso de algunas personas pueden hacer que en verdad a la gente necesitada se les deje de ayudar. Otra persona que se pone a limpiar vidrios le pregunte ¿cuánto ganas aquí? Su respuesta fue: trabajo unas cuatro horas y mínimo me tengo que llevar 250 pesos diarios. Oh gran sorpresa el trabajador de una maquila tiene que trabajar dos días de turno de 8 horas, levantarse mínimo una hora antes para el transporte, para poder ganar lo que este limpia-vidrios se gana en 4 horas.

Y esto nos pone a meditar seguimos ayudando o cerramos nuestro corazón. Y como siempre tuve que recurrir al manual del fabricante ¿que se supone que debo de hacer? Y me encontré estas indicaciones. que no son opcionales. Amados hermanos, ¿de qué le sirve a uno decir que tiene fe si no lo demuestra con sus acciones? ¿Puede esa clase de fe salvar a alguien? Supónganse que ven a un hermano o una hermana que no tiene qué comer ni con qué vestirse y uno de ustedes le dice: «Adiós, que tengas un buen día; abrígate mucho y aliméntate bien», pero no le da ni alimento ni ropa. ¿Para qué le sirve? Como pueden ver, la fe por sí sola no es suficiente. A menos que produzca buenas acciones, está muerta y es inútil. Si alguien tiene suficiente dinero para vivir bien y ve a un hermano en necesidad, pero no le muestra compasión, ¿cómo puede estar el amor de Dios en esa persona? No hay vuelta de hoja las indicaciones son correctas, pero ¿cómo le hago para no sentirme defraudado? Vuelvo otra vez al manual del fabricante. Ahora Pedro dice esto: En vista de todo esto, esfuércense al máximo por responder a las promesas de Dios complementando su fe con una abundante provisión de excelencia moral; la excelencia moral, con conocimiento; el conocimiento, con control propio; el control propio, con perseverancia; la perseverancia, con sumisión a Dios; la sumisión a Dios, con afecto fraternal, y el afecto fraternal, con amor por todos. No solo tener fe, sino buena conducta, y entendimiento para aprender y razonar, aplicando inteligencia emocional, o sea el manejo correcto de mis emociones, con paciencia y sobre todo con afecto fraternal, para llegar a la cúspide con amor. Nos asevera todas vuestras cosas sean hechas con amor. Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres, sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia. Es a Cristo el Señor a quien servís.

La vida se va hacer más fácil si sigo estas instrucciones, no podemos dejar que por el actuar de algunas personas brote una raíz de amargura y nos contaminemos y contaminemos también a quien vive en derredor nuestro, y dejemos de alcanzar la gracia divina de Dios. No se olviden de ser amables con los que lleguen a su casa, pues de esa manera, sin saberlo, algunos hospedaron ángeles. Bajo estas circunstancias no podemos cerrar nuestro corazón, solo basta ver a los inmigrantes, algunos con sus familias, otros solos o en caravana, buscando llegar al sueño americano. O al vecino que vende sus dulces tratando de salir adelante, son más los necesitados que los que hacen fraudes. No paremos pues de hacer el bien, alguien toca a la puerta y llama, puede ser Jesús, abre tu corazón y dale entrada a tu vida, “He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él y él conmigo”.

hotemadavid@hotmail.com

Un vistazo a la vida diaria.