/ domingo 19 de mayo de 2019

¿Afectación al laicismo cultural o discriminación en medios?

Sin conocer a fondo los términos en que se desarrolló el pasado martes el concierto operístico “El Guardián del Espejo”, en el Palacio de Bellas Artes en la Ciudad de México, algunos medios impresos y digitales soslayan por completo los principios básicos que deben regir su labor informativa: veracidad, precisión, equilibrio, rectitud y ponderación.

Hablemos hoy del equilibrio, un principio que en periodismo exige la presentación de los hechos en su debido contexto, sin distorsiones de ninguna naturaleza y, sobre todo, incluyendo la visión de todos y cada uno de los involucrados, algo que lamentablemente no siempre ocurre.

Lo digo porque, salvo honrosas excepciones, la mayoría de los medios de comunicación que han escrito sobre el tema no han dado voz a los directivos de la Asociación de Profesionistas y Empresarios de México (APEM), cuyas declaraciones y comunicado aclaratorio han sido ignorados por la mayoría de ellos.

Algunos medios, impulsados por la persistente intolerancia en contra de la diversidad religiosa, han utilizado el término peyorativo secta para referirse a La Luz del Mundo, la Iglesia que dirige a nivel mundial el apóstol Naasón Joaquín García, quien asistió el pasado martes al Palacio de Bellas Artes a presenciar un evento cultural, en el que no hubo ceremonia religiosa alguna. Si el apóstol Naasón Joaquín hubiera estado interesado en participar en una ceremonia religiosa, ¿por qué asistir a un recinto laico y no a cualquiera de los más de 10 mil templos que esta institución ha edificado a lo largo y ancho de México?

Existe equilibrio periodístico sólo cuando un hecho se publica de manera imparcial, sin tomar partido respecto de ningún tema específico, partido político o credo religioso. Si al informar a las audiencias el equilibrio está ausente, estamos ante un caso de parcialidad informativa, donde la ética periodística brilla lamentablemente por su ausencia.

El Consultorio Ético de la Fundación Gabriel García Márquez define el anterior principio como “la toma de distancia respecto de las partes en conflicto, partidos políticos, bandos en guerra, iglesias, equipos de fútbol, etc.”. Sin equilibrio no se puede informar con independencia.

Insisto en que este principio ha estado ausente en el tema que nos ocupa, principalmente en redes sociales, en las que muchos se sienten periodistas por el simple hecho de estar ante un teclado o por tener consigo un smartphone, y donde buscando golpear a un gobernante en concreto se pasa por encima de la dignidad de las personas y de las instituciones.

Aunque APEM ya explicó que en Bellas Artes no se realizó ningún homenaje al apóstol Naasón Joaquín, los medios insisten en hablar de un engaño inexistente por parte de la institución. Otros, lastimosamente, recurren de manera tendenciosa a la calumnia, faltando primeramente a los códigos éticos de la profesión periodística, pero también a lo que establecen las leyes en materia de difamación.

La asociación antes mencionada aclaró que el presidente internacional de la Iglesia La Luz del Mundo “asistió como un invitado más”. Y mi pregunta es: ¿acaso un líder espiritual está imposibilitado para asistir a eventos culturales de esta naturaleza? Todo mundo es libre para asistir a los espacios culturales de su preferencia, sin que exista una ley que lo prohíba.

Un culto religioso incluye oraciones, plegarias, cánticos y predicación. Este tipo de ritos, manifestaciones y celebraciones religiosas estuvieron ausentes en el evento artístico-cultural, como lo han señalado incluso los funcionarios públicos que asistieron el pasado martes a Bellas Artes.

El diputado federal Sergio Meyer Bretón, quien preside la Comisión de Cultura y Cinematografía de la Cámara de Diputados, fue uno de los asistentes. Al ser entrevistado sobre el tema, declaró: "Yo como espectador lo único que vi fue un concierto de la Orquesta Filarmónica de la Secretaría de Marina Armada de México, con los coros; incluso estuve transmitiendo casi en tiempo real los números musicales; maravillosos; me encantó el evento y en ningún momento escuché que se mencionara a un líder religioso, que se hiciera un homenaje, que él subiera a dar unas palabras. De ninguna manera puedo decir que hubo un acto religioso".

Por su parte, Martí Batres Guadarrama, presidente del Senado de la República, se pronunció así sobre el tema: fue "un acto musical y punto”; no hubo en el mismo discursos ni mensajes de tinte religioso, por lo que no se vulneró la laicidad que corresponde al recinto cultural, señaló el legislador morenista.

Antonio Martínez Velázquez, vocero de la Secretaría de Cultura, fue claro al señalar que Naasón Joaquín “estuvo sólo como invitado en el lugar y no se le entregó ningún reconocimiento”.

Las anteriores son declaraciones de quienes hicieron acto de presencia en el evento cultural; los que no asistieron siguen jugando a lo que saben hacer muy bien: a la especulación y al sensacionalismo, señalando sin pruebas que La Luz del Mundo ensombreció el Palacio de Bellas Artes. Parece que estos periodistas olvidan que una labor informativa sin honestidad ni equilibrio puede incitar al linchamiento moral y físico en agravio de los miembros de una comunidad religiosa que ha dedicado sus mejores esfuerzos a formar buenos cristianos para Dios y buenos ciudadanos para el mundo.

Twitter: @armayacastro

Sin conocer a fondo los términos en que se desarrolló el pasado martes el concierto operístico “El Guardián del Espejo”, en el Palacio de Bellas Artes en la Ciudad de México, algunos medios impresos y digitales soslayan por completo los principios básicos que deben regir su labor informativa: veracidad, precisión, equilibrio, rectitud y ponderación.

Hablemos hoy del equilibrio, un principio que en periodismo exige la presentación de los hechos en su debido contexto, sin distorsiones de ninguna naturaleza y, sobre todo, incluyendo la visión de todos y cada uno de los involucrados, algo que lamentablemente no siempre ocurre.

Lo digo porque, salvo honrosas excepciones, la mayoría de los medios de comunicación que han escrito sobre el tema no han dado voz a los directivos de la Asociación de Profesionistas y Empresarios de México (APEM), cuyas declaraciones y comunicado aclaratorio han sido ignorados por la mayoría de ellos.

Algunos medios, impulsados por la persistente intolerancia en contra de la diversidad religiosa, han utilizado el término peyorativo secta para referirse a La Luz del Mundo, la Iglesia que dirige a nivel mundial el apóstol Naasón Joaquín García, quien asistió el pasado martes al Palacio de Bellas Artes a presenciar un evento cultural, en el que no hubo ceremonia religiosa alguna. Si el apóstol Naasón Joaquín hubiera estado interesado en participar en una ceremonia religiosa, ¿por qué asistir a un recinto laico y no a cualquiera de los más de 10 mil templos que esta institución ha edificado a lo largo y ancho de México?

Existe equilibrio periodístico sólo cuando un hecho se publica de manera imparcial, sin tomar partido respecto de ningún tema específico, partido político o credo religioso. Si al informar a las audiencias el equilibrio está ausente, estamos ante un caso de parcialidad informativa, donde la ética periodística brilla lamentablemente por su ausencia.

El Consultorio Ético de la Fundación Gabriel García Márquez define el anterior principio como “la toma de distancia respecto de las partes en conflicto, partidos políticos, bandos en guerra, iglesias, equipos de fútbol, etc.”. Sin equilibrio no se puede informar con independencia.

Insisto en que este principio ha estado ausente en el tema que nos ocupa, principalmente en redes sociales, en las que muchos se sienten periodistas por el simple hecho de estar ante un teclado o por tener consigo un smartphone, y donde buscando golpear a un gobernante en concreto se pasa por encima de la dignidad de las personas y de las instituciones.

Aunque APEM ya explicó que en Bellas Artes no se realizó ningún homenaje al apóstol Naasón Joaquín, los medios insisten en hablar de un engaño inexistente por parte de la institución. Otros, lastimosamente, recurren de manera tendenciosa a la calumnia, faltando primeramente a los códigos éticos de la profesión periodística, pero también a lo que establecen las leyes en materia de difamación.

La asociación antes mencionada aclaró que el presidente internacional de la Iglesia La Luz del Mundo “asistió como un invitado más”. Y mi pregunta es: ¿acaso un líder espiritual está imposibilitado para asistir a eventos culturales de esta naturaleza? Todo mundo es libre para asistir a los espacios culturales de su preferencia, sin que exista una ley que lo prohíba.

Un culto religioso incluye oraciones, plegarias, cánticos y predicación. Este tipo de ritos, manifestaciones y celebraciones religiosas estuvieron ausentes en el evento artístico-cultural, como lo han señalado incluso los funcionarios públicos que asistieron el pasado martes a Bellas Artes.

El diputado federal Sergio Meyer Bretón, quien preside la Comisión de Cultura y Cinematografía de la Cámara de Diputados, fue uno de los asistentes. Al ser entrevistado sobre el tema, declaró: "Yo como espectador lo único que vi fue un concierto de la Orquesta Filarmónica de la Secretaría de Marina Armada de México, con los coros; incluso estuve transmitiendo casi en tiempo real los números musicales; maravillosos; me encantó el evento y en ningún momento escuché que se mencionara a un líder religioso, que se hiciera un homenaje, que él subiera a dar unas palabras. De ninguna manera puedo decir que hubo un acto religioso".

Por su parte, Martí Batres Guadarrama, presidente del Senado de la República, se pronunció así sobre el tema: fue "un acto musical y punto”; no hubo en el mismo discursos ni mensajes de tinte religioso, por lo que no se vulneró la laicidad que corresponde al recinto cultural, señaló el legislador morenista.

Antonio Martínez Velázquez, vocero de la Secretaría de Cultura, fue claro al señalar que Naasón Joaquín “estuvo sólo como invitado en el lugar y no se le entregó ningún reconocimiento”.

Las anteriores son declaraciones de quienes hicieron acto de presencia en el evento cultural; los que no asistieron siguen jugando a lo que saben hacer muy bien: a la especulación y al sensacionalismo, señalando sin pruebas que La Luz del Mundo ensombreció el Palacio de Bellas Artes. Parece que estos periodistas olvidan que una labor informativa sin honestidad ni equilibrio puede incitar al linchamiento moral y físico en agravio de los miembros de una comunidad religiosa que ha dedicado sus mejores esfuerzos a formar buenos cristianos para Dios y buenos ciudadanos para el mundo.

Twitter: @armayacastro